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quinta-feira, 24 de janeiro de 2013

Enquanto a cor da pele for mais importante que o brilho dos olhos, haverá guerra. Bob Marley



Película Sobre Bob Marley

ALEJANDRA VOLPI

La película documental sobre Bob Marley incluye escasos minutos de música en vivo y se centra especialmente en la reconstrucción de su historia de vida. El relato está a cargo de amigos, excompañeros de ruta y familiares del artista. Resulta interesante y conmovedora.
Marley no está dirigida solo al público cautivo del músico que popularizó al reggae a nivel internacional. A pesar de su duración (144 minutos), el documental de Kevin MacDonald no abusa del espectador porque evita con gran destreza caer en reiteraciones y obviedades, poniendo foco en la historia de vida de un personaje tan querido como polémico.
La película humaniza a Bob Marley dándole un carácter más universal a su camino y ayuda a comprender mejor el proceso que atravesó en varias áreas: el niño pobre nacido en Saint Ann Parish, una pequeña localidad de la isla de Jamaica, en donde ni siquiera hay luz eléctrica, ve en la música la puerta de escape y logra dejar una huella imperecedera. Esa es solo la base de una trama compleja que incluye la discriminación racial, las particularidades del culto rastafari, la opción de tener relaciones amorosas libres, la lucha por el éxito, el génesis del reggae, el sistema social y político de su país y el cáncer convertido en el enemigo que terminó desplomándolo.
La filosofía del protagonista inunda la pantalla cuando dice que no tiene más ambición que "ver a la humanidad vivir unida, negros, blancos, chinos, todos" y cuando cuestiona a un periodista que le pregunta si es rico, es decir, si ganó millones de dólares. "¿A qué se refiere con rico? ¿La posesión lo hace rico? Yo no tengo ese tipo de riquezas. Mi riqueza es la vida... para siempre".

Una de las claves de la profundidad que alcanza el documental es que por primera vez la familia de Bob Marley permitió el uso del material privado que celosamente guardó durante décadas.
Los primeros minutos están dedicados a mostrar el pueblo donde creció cultivando cocoa, papas y bananas, en un marco inmensamente verde que sirve de cimiento para unas pocas casas de precaria construcción. Allí los pobladores se levantan a las cinco de la mañana para ordeñar las vacas. Y según cuenta uno de los testigos, es donde el pequeño Bob se divertía andando en burro. Desde la cuna fue víctima de discriminación racial por ser mestizo, hijo de una afrojamaiquina y de un blanco de ascendencia inglesa, de quien se muestra una fotografía, la única que él tuvo en sus manos. "Yo no me pongo del lado del hombre blanco ni del hombre negro, me pongo del lado de Dios", expresaba el artista, que hizo su primera guitarra con bambú y latas de sardinas.
La narración es ágil y la cámara ingresa a los lugares correctos. No hay nada de relleno en el trabajo del director, que incluso, entró en Trench Town, el barrio jamaiquino de Kingston a donde Marley se trasladó con su madre en busca de mejores oportunidades con tan sólo doce años.
Fue ahí donde nacieron el reggae y la famosa agrupación The Wailers al corroborar que como solista "no vendía nada" porque estaban de moda las bandas.
Es tan completo el documental que además revela anécdotas muy divertidas. Uno de los integrantes de The Wailers cuenta, por ejemplo, que Marley intentó exorcisar el pánico escénico en él y en sus compañeros llevándolos a tocar al cementerio, porque estaba convencido que después de hacerlo nada podría amilanarnos.
Los vaivenes políticos y sociales de Jamaica son reseñados en el documental en total sintonía con la historia central. La independencia del país fortaleció el empuje para consolidar una música propia dando lugar a ese ritmo que no fue deliberado, conocido como reggae y que surgió primero como ska, al intentar reproducir la música norteamericana que se escuchaba a mediados de los `60.
Marley indaga en la adhesión del artista al movimiento rastafari, su segundo escape hacia la liberación que lo ayudó a sustituir la figura paterna por la de un líder espiritual. Pero el guión no sobrevuela este aspecto, también se mete de lleno en el rastafarismo e informa al espectador sobre su concepción: interpreta a la Biblia de modo distinto y entiende que el propósito de la vida es ser feliz. En ese contexto, la marihuana no es una simple droga, sino un móvil para encontrar "el humor sagrado, pacífico e inspirador".
Uno de los testimonios que más quedan grabados en la mente es el de Rita, quien fue su esposa incondicional, o al menos así se declara frente a las cámaras. El artista que tuvo once hijos con siete mujeres diferentes cuestionaba la fidelidad. "¿Qué es? ¿Un anillo en el dedo o en la nariz? Eso es para los hombres occidentales que sólo pueden ocuparse de una mujer a la vez", decía.
El gran mérito de Kevin MacDonald es que en esos 144 minutos logra conmover sin perder rigurosidad en lo informativo y trazar la recta ascendente con tanto detalle que cuando llega el declive y el deterioro físico de Marley, es imposible no ser empático. En el último tramo la película cobra una mayor dimensión dramática. Esa historia es conocida: durante un partido de fútbol (otra pasión que arrastró desde niño) sufre una herida en el pie que no es debidamente tratada y empeora al punto de convertirse en un melanoma metastásico. Cuando viaja a Alemania en busca del mejor médico ya es demasiado tarde y sólo resta esperar la muerte.
Los productores jamaiquinos Lee "Scratch" Perry y Coxsone Dodd, su hijo Ziggy Marley, Jimmy Cliff, Lee Perry y hasta la ex Miss Universo Cindy Breakspeare (que fue pareja del músico) son algunos de los que enriquecen el filme. Marley viene precedido de buenas críticas y puede ser disfrutable para el gran público.

Incluye material celosamente protegido

Uno de los principales valores del filme es que contiene material que la familia de Bob Marley decidió mostrar por primera vez. Pero también reúne colaboraciones de coleccionistas de todo el mundo.
El proyecto viene gestándose desde principios de este siglo como idea de Martin Scorsese, luego pasó a manos de Jonathan Demme y finalmente lo concretó MacDonald. Originalmente iba a ser protagonizada por uno de sus hijos, pero terminó en formato documental. Llega un año después de Bob Marley, the making of a legend, realizada por Esther Anderson (ex novia del artista), que tuvo un breve paso por Cinemateca.
Para el director "no hay en la música actual una figura con la resonancia de Marley". Y eso lo descubrió mientras filmaba El último rey de Escocia: "Iba a los barrios más humildes y su presencia, sea santificada, hypeada o sinceramente sagrada en lo melómano, era impresionante. Ningún otro músico tiene esa forma de penetrar culturalmente".
Por eso, se propuso "desactivar la devoción para entender a ese hombre y cómo se construye toda una mística a su alrededor". Sin embargo el tiro le salió por la culata, porque terminó "sintiéndolo más héroe, completamente coherente con la vida que vivió y las ideas que profesó" y con el hecho de considerar a la música como una herramienta para su mensaje.
El País Digital

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